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LA WEB-ONA

Así en el cielo como en la Tierra

El obispo de Ávila se ha unido a los miembros de la Iglesia críticos con las reformas sociales del Gobierno socialista. Jesús García Burillo, en una carta pastoral distribuida ayer, cuestiona la existencia del estado laico y compara la nueva asignatura de educción para la ciudadanía con la Formación del Espíritu Nacional que se impartía durante la dictadura.

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Bien es verdad que nunca asistí a clase alguna de Formación del Espíritu Nacional, soy demasiado joven para eso, sin embargo no lo soy para recordar los desmanes eclesiásticos en los colegios de mi época. Recuerdo,, aunque no por propia experiencia ya que estudié en un colegio privado muy pero que muy liberal, a mis vecinos que contaban como en los colegios públicos les obligaban a cantar el Cara al Sol a primera hora de la mañana, también me contaron de los abusos físicos del cura de turno cuando no se sabían de memoria los mandamientos o el Credo.

Pero ya no somos la reserva espiritual de occidente, mal que le pese a la Iglesia. Hace mucho tiempo que descubrimos que si Dios no había muerto al menos estaba en coma vegetativo. Muchos le enterramos acatando los rituales pertinentes y después seguimos viviendo. Y pudimos seguir viviendo porque nunca nos hizo falta un Dios. Sólo era necesario responsabilizarse de las acciones propias y no descargar las culpas sobre un ser omnipotente que nadie ha visto nunca y que nunca se quejó por coleccionar los traumas de la humanidad.

Pero si hay cosas importantes para vivir en sociedad, cosas como aprender a respetar a tu semejante y no ejercer violencia sobre tú pareja. Cosas como que los semáforos no se deben de cruzar cuando están en rojo para los peatones; que robar y matar está mal no porque lo diga Dios sino porque es delinquir contra otras personas y otros derechos. Cosas del tipo el alcohol y el tabaco mata, a ti mismo y a tus semejantes. Eso y nada más es la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Pero el ladrón se cree que todos son de su misma condición y los que añoran tiempos pasados se rebelan cuando en las normas de urbanidad no interviene la mano divina.

Se quejan también del divorcio y del aborto, se quejan quienes nunca parirán ni se casaran. Están en contra de los estudios con células madre y lo dicen quien nunca tendrá que salvar la vida de sus hijos con la sangre de un cordón umbilical. Se quejan, en fin, quienes menos tienen que hablar del tema.

Son escoria, una bazofia pedigüeña y protestona que lo único que han sembrado por el mundo es el odio. La iglesia católica, no se merece el respeto de nombrarlos con mayúsculas, es la propulsora de las mayores y más mortíferas guerras de la humanidad. Los católicos que prefieren ver a un niño muerto antes que se le pueda curar con los avances médicos de la actualidad.

La iglesia, casi cualquier iglesia, mata como diría una de las tres leyes de la robótica de Asimov, “por acción u omisión”. Y hay solución, abrir de una vez por todas la sesión de un juicio sumarísimo a la religión. Bases para una acusación formal hay, pasan desde malversación de fondos públicos, pederastia, conjura para atentar contra la ley, asociación ilícita, violación y estupro; falsedades en documentos públicos y asesinato.

Asesinato sí, porque ha sido la iglesia católica quien ha matado a Dios.

6 comentarios

la_rayuela -

el clero católico... esa institución antediluviana en permanente pero inexorable extinción...

La_web_ona -

No, no soy de Avila pero como si lo fuera. Saludos bakunin

Camarada Bakunin -

¡Juas! García Burillo, mi ídolo... Recuerdo haberle mentado alguna que otra vez en mi blog, ¿eres de Ávila, Web_ona?

La_web_ona -

Para la iglesia siempre ha habido cosas más importantes que la vida. Así les va.

pepenrique -

Bien..dos temas...
A mí me dieron clases de eso que se llamaba F.E.N...y tengo que decir que ni el profesor se creía lo que hablaba (joer, si es que se dormía en clase y hasta en los exámenes). Por lo demás...aquello era alo así como una asignatura impartida en un idioma ininteligible y a las horas más malas (de ahí las siestas del "Carioco"). U séase...una tremenda tontería.
Y...la segunda...este obispo o lo que quiera que sea, no tiene ni puta idea (o no le interesa tenerla) de lo que es una educación ciudadana. En este punto estoy totalmente de acuerdo con nuestra amiga Bambolia...aunque tengo que matizar algo...su amigo es un terrorista de la carretera. Digamos que también la responsabilidad de las relaciones con el resto de la gente es de cada uno. Porque ¿dónde está el sentido común?. Joer, me estoy liando. ¿O no?.

Bambolia -

En realidad, no creo que consigan nada. Sus queridísimos fieles, esos que sólo pisan la iglesia para un bautizo o para un entierro, lo son por convencionalismos sociales...

Defienden unas ideas que nada tienen que ver con lo que propugnan, y creo que la gente de a pie ya se ha dado cuenta de eso.

La educación para la ciudadanía hace muchísima falta, pero que muchísima falta: el sábado estuve hablando con un amigo que cree que con cuatro copas, él controla su forma de conducir porque como sabe que ha bebido, le pone más atención... me decía que los que colocan las señales de velocidad no saben de carreteras y de tráfico (¡¡¡¡) y algunas otras cosas más que me pusieron los pelos de punta: si alguno más piensa así, seguramente será porque todavía faltas muchas horas de concienciación respecto a lo que supone vivir en sociedad. Me llegó a decir que si querían que la gente no condujese habiendo bebido de más, que fuese el Estado el que regalase, a cada conductor, un medidor de nivel de alcohol en sangre... o sea, que la responsabilidad del individuo ¿dónde queda? Claro, es que estamos acostumbrados a la culpa generalizada...

Ando espesa, no sé si se me entiende, pero bueno, :-/