"Cómemelo deprisa que me corro" Diario de un Calippo de Fresa
Los parlamentarios que voten a favor del proyecto de ley que va a regular las uniones de parejas homosexuales y la adopción de niños "no puede recibir la comunión" si previamente no ha confesado, según el obispo de Mondoñedo, Josè Gea Escolano.
El de Mondoñedo ataca de nuevo. Y al paso que lleva va a tener que poner un confesionario a la puerta del Hemiciclo porque me da a mí que van a ser muchos los parlamentarios que tengan que confesarse.
Y es que tenemos que reírnos, no esbozar una media sonrisa, reírnos a carcajada limpia de la ingenuidad del de Mondoñedo. Porque hay que ser muy ingenuo para soltar semejante memez. O quizás es que éste hombre no encuentra una salida laboral a eso de ser obispo y ha decidido meterse en la farándula con el buen oficio de humorista, que casi más bien parecen comentarios salidos del teléfono de Gila que de un alto dignatario de la Iglesia Católica.
Que la cosa del clero estaba muy mal ya se veía venir desde hace tiempo, pero cambiar los hábitos obispales por la chistera al modo Tip y Coll me parece un cambio un tanto drástico. So pena de que lo esté diciendo en serio, que también puede ser.
Lo mismo es verdad que los españoles estamos cayendo en las depravadas manos de la lujuria y la indecencia moral. Nosotros, bastión del catolicismo hemos pecado. Nos estamos quemando en lo más profundo del Averno y ni nos habíamos dado cuenta. ¡¡¡ Pecadores!!! Qué somos unos pecadores.
Las mujeres fuman y beben y a algunas hasta se atreven a opinar sin el permiso de la Santa Madre y de sus esposos. Por las calles se pasean libremente hombres y mujeres besándose en callejones bien iluminados sin haber pasado antes por el sacratísimo altar. Las revistas obscenas se venden en los quioscos, revistas donde mujeres y hombres posan desnudos mostrando sin pudor las pudendas partes origen del pecado primigenio.
Y mientras se hacen obras para restaurar conventos e iglesias no paran de aparecer nichos anónimos llenos de bebes no-natos o sepulturas de monjas con el feto aún en su vientre. Mientras aún hay conventos en éste país en el que está vedada la entrada a las mujeres ajenas a la orden pero puede entrar cualquier hombre. Mientras no cesan de presentarse denuncias contra curas pederastas o maltratadores, curas que en su labor episcopal violan a ancianas a las que se suponía iban a dar consuelo espiritual.
Pero el de Mondoñedo se permite el lujo de decirnos lo que debemos de hacer como en aquellos tiempos en que antes de salir de casa había que tener bien rezado el rosario y cantado el Cara al Sol.
Pero mi impresión es que no sólo JP II tiene alzheimer, la mayoría de la cúpula eclesiástica está enferma, enferma de hipocresía y de rencor. La enfermedad que se produce por la perdida de las prebendas del poder absoluto. Enfermos de los siete pecados capitales.
Sólo me queda recordarle al de Mondoñedo que contra el vicio está la virtud, esto último algo que desde hace mucho tiempo ha olvidado el clero, y que como diría prosaicamente el refranero popular A cada cerdo le llega su San Martín o en su lenguaje ecumenal a la vuelta de la esquina les están esperando los Jinetes de el Apocalipsis. Por si las moscas yo me pido ser el Verbo de Dios aunque le joda al de Mondoñedo.
El de Mondoñedo ataca de nuevo. Y al paso que lleva va a tener que poner un confesionario a la puerta del Hemiciclo porque me da a mí que van a ser muchos los parlamentarios que tengan que confesarse.
Y es que tenemos que reírnos, no esbozar una media sonrisa, reírnos a carcajada limpia de la ingenuidad del de Mondoñedo. Porque hay que ser muy ingenuo para soltar semejante memez. O quizás es que éste hombre no encuentra una salida laboral a eso de ser obispo y ha decidido meterse en la farándula con el buen oficio de humorista, que casi más bien parecen comentarios salidos del teléfono de Gila que de un alto dignatario de la Iglesia Católica.
Que la cosa del clero estaba muy mal ya se veía venir desde hace tiempo, pero cambiar los hábitos obispales por la chistera al modo Tip y Coll me parece un cambio un tanto drástico. So pena de que lo esté diciendo en serio, que también puede ser.
Lo mismo es verdad que los españoles estamos cayendo en las depravadas manos de la lujuria y la indecencia moral. Nosotros, bastión del catolicismo hemos pecado. Nos estamos quemando en lo más profundo del Averno y ni nos habíamos dado cuenta. ¡¡¡ Pecadores!!! Qué somos unos pecadores.
Las mujeres fuman y beben y a algunas hasta se atreven a opinar sin el permiso de la Santa Madre y de sus esposos. Por las calles se pasean libremente hombres y mujeres besándose en callejones bien iluminados sin haber pasado antes por el sacratísimo altar. Las revistas obscenas se venden en los quioscos, revistas donde mujeres y hombres posan desnudos mostrando sin pudor las pudendas partes origen del pecado primigenio.
Y mientras se hacen obras para restaurar conventos e iglesias no paran de aparecer nichos anónimos llenos de bebes no-natos o sepulturas de monjas con el feto aún en su vientre. Mientras aún hay conventos en éste país en el que está vedada la entrada a las mujeres ajenas a la orden pero puede entrar cualquier hombre. Mientras no cesan de presentarse denuncias contra curas pederastas o maltratadores, curas que en su labor episcopal violan a ancianas a las que se suponía iban a dar consuelo espiritual.
Pero el de Mondoñedo se permite el lujo de decirnos lo que debemos de hacer como en aquellos tiempos en que antes de salir de casa había que tener bien rezado el rosario y cantado el Cara al Sol.
Pero mi impresión es que no sólo JP II tiene alzheimer, la mayoría de la cúpula eclesiástica está enferma, enferma de hipocresía y de rencor. La enfermedad que se produce por la perdida de las prebendas del poder absoluto. Enfermos de los siete pecados capitales.
Sólo me queda recordarle al de Mondoñedo que contra el vicio está la virtud, esto último algo que desde hace mucho tiempo ha olvidado el clero, y que como diría prosaicamente el refranero popular A cada cerdo le llega su San Martín o en su lenguaje ecumenal a la vuelta de la esquina les están esperando los Jinetes de el Apocalipsis. Por si las moscas yo me pido ser el Verbo de Dios aunque le joda al de Mondoñedo.
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