No estamos locos, sabemos lo que queremos
El líder del PP, Mariano Rajoy, ha asegurado en rueda de prensa que sale "muy preocupado" de la reunión mantenida en el Palacio de la Moncloa con el presidente del Gobierno porque cree haber constatado que el Ejecutivo "no sabe qué quiere hacer" con el modelo de Estado. Por su parte, Zapatero le ha instado a "no quedarse solo" en el debate sobre la reforma de los estatutos y de la Constitución.
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Querido Mariano
Me dirijo a ti en términos tan coloquiales, dado lo dilatado en el tiempo de nuestra relación candicato-votante. El motivo de ésta mi misiva es la de mostrar mi pesar por esa preocupación tuya tan acuciante tras la entrevista con el Presidente del Gobierno.
No te preocupes amigo mío, ni mucho ni poco; la preocupación es un sentimiento de culpabilidad dado por unos actos cometidos.
Comprendo que te sientas descolocado en el nuevo panorama político, en el que habías vertido múltiples esperanzas de ser regidor; pero la vida es así, donde las da las quita. Y te digo la vida, con todo cariño, por no decirte la voluntad popular. El ejercicio democrático que se expresa mediante el voto te ha apartado del camino de la Moncloa para conducirte hasta el callejón de una plaza de toros esgrimiendo, cual Scaramuch nariz, un portentoso habano; lugar muy natural a tu persona dado el grado de satisfacción que demostrabas.
Mariano no sufras, no pierdas tu tiempo en preocupaciones alarmantes. NO es tu cometido, tu oficio, al menos en los próximos cuatro años, tu cometido es el de levantar un partido del lodo donde otros, antes, lo arrojaron no la de preocuparte por las voluntades políticas de los nuevos gobernantes. Tu misión que pasa, además, por comentar los goles de Ronaldo y Ronaldiño, asombrada quedo de esa tu magnitud tan polifacética, es la de apoyar o no y aportar ideas o no desde el escaño de la oposición; para preocuparnos ya estamos otros.
Estamos esos otros, único legitimados para sufrir preocupaciones. Legitimados y directos responsables de quien está gobernando, esos señores y señoras que ves cada día desde la ventana de cualquiera de tus lugares habituales. Esos que pasean por las calles cargados con los carros de la compra, los que doblan el lomo arreglando las aceras de cualquier lugar, los que construyen viviendas y los que van cada día a su trabajo. En resumen, ese pueblo que hemos decidido que no es tú momento, que quizás nunca lo sea.
Mariano ahora es tiempo de comenzar colecciones por fascículos, quizás alguna trate del espíritu democrático. Sería una buena opción.
Atentamente se despide de tí
Una Española
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Querido Mariano
Me dirijo a ti en términos tan coloquiales, dado lo dilatado en el tiempo de nuestra relación candicato-votante. El motivo de ésta mi misiva es la de mostrar mi pesar por esa preocupación tuya tan acuciante tras la entrevista con el Presidente del Gobierno.
No te preocupes amigo mío, ni mucho ni poco; la preocupación es un sentimiento de culpabilidad dado por unos actos cometidos.
Comprendo que te sientas descolocado en el nuevo panorama político, en el que habías vertido múltiples esperanzas de ser regidor; pero la vida es así, donde las da las quita. Y te digo la vida, con todo cariño, por no decirte la voluntad popular. El ejercicio democrático que se expresa mediante el voto te ha apartado del camino de la Moncloa para conducirte hasta el callejón de una plaza de toros esgrimiendo, cual Scaramuch nariz, un portentoso habano; lugar muy natural a tu persona dado el grado de satisfacción que demostrabas.
Mariano no sufras, no pierdas tu tiempo en preocupaciones alarmantes. NO es tu cometido, tu oficio, al menos en los próximos cuatro años, tu cometido es el de levantar un partido del lodo donde otros, antes, lo arrojaron no la de preocuparte por las voluntades políticas de los nuevos gobernantes. Tu misión que pasa, además, por comentar los goles de Ronaldo y Ronaldiño, asombrada quedo de esa tu magnitud tan polifacética, es la de apoyar o no y aportar ideas o no desde el escaño de la oposición; para preocuparnos ya estamos otros.
Estamos esos otros, único legitimados para sufrir preocupaciones. Legitimados y directos responsables de quien está gobernando, esos señores y señoras que ves cada día desde la ventana de cualquiera de tus lugares habituales. Esos que pasean por las calles cargados con los carros de la compra, los que doblan el lomo arreglando las aceras de cualquier lugar, los que construyen viviendas y los que van cada día a su trabajo. En resumen, ese pueblo que hemos decidido que no es tú momento, que quizás nunca lo sea.
Mariano ahora es tiempo de comenzar colecciones por fascículos, quizás alguna trate del espíritu democrático. Sería una buena opción.
Atentamente se despide de tí
Una Española
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