Te necesito toa, toa
El pleno del Congreso ha aprobado hoy por unanimidad el proyecto de Ley Orgánica Integral de la Violencia de Gènero. El hemiciclo ha contado con la presencia del presidente del Gobierno, Josè Luis Rodríguez Zapatero, y ocho de sus ministros.
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Otra promesa cumplida y otra pataleta infantil del Pp. Quizá no sea la mejor ley posible pero al menos es una ley que protege más a la mujer maltratada. Hay que reconocer que también hay hombres maltratados, eso nadie lo niega, pero raramente éste hombre muere asesinado brutalmente. Son maltratos igualmente lesivos sea quien sea quien los recibe y hace igualmente indeseable a quien los aflige, pero seamos conscientes de la realidad; por cada hombre que sufre agresiones hay cien mujeres que sufren a diario ésta situación.
Y cuando lo importante es que ésta situación deje de producirse el Pp levanta su histriónica vocecilla para quejarse de lo que nadie sabe que. Enarbolan la presunta inconstitucionalidad de la ley por no amparar de igual manera a hombres que a mujeres, pero igualmente serian anticonstitucionales los chivatos para ciegos que poseen los semáforos de muchas ciudades. ¿Por qué un sistema de aviso para ciegos y no uno para autistas?
Cualquier persona medianamente inteligente respondería Porque hay más sordos solos por la calle que autistas. Y efectivamente esa es la respuesta por excelencia; porque la mujer sufre cien veces más maltrato que cualquier hombre. Con el tiempo es probable que se establezcan enmiendas a la ley para ir acomodándola a todos los gustos y situaciones, pero hay cosas que requieren de una urgencia mayor.
Hay muchos médicos que consideran al maltratador como un enfermo, la realidad es que es una aberración; cuando ya poseemos lo material deseamos poseer a la persona, no importa el status social ni la cultura sólo hay un hombre que considera a una mujer como artículo exclusivo. La mayoría de ellos lo que sientes es pánico, pavor a perder ese oscuro objeto del deseo que les supera en casi todo, lo primero en ser personas, esas mujeres de las que dependen para ser algo en la vida ellos mismos. La deficiente educación moral que recibieron, en gran parte culpa de nosotras las madres.
Ya va siendo hora de que todos entonemos el mea culpa y en vez de agarrarnos enfermizamente a que nuestros hijos aprendan el catecismo como asignatura obligatoria deberíamos empeñarnos en que sacaran sobre saliente en conducta social e igualdad. Aprenderse de carrerilla el padre nuestro no va a salvar la vida de la vecina del 5º que recibe paliza día tras día, sin embargo aprender que ante cualquier maltrato nuestra obligación es denunciar es muy probable que si salve a ésta misma señora.
El Pp en su cerrazón ideológica no alcanza a comprender tan sencillas razones, y prefieren dotar a las mujeres maltratadas con móviles en caso de agresión, como si desde que se llama a la policía hasta que llega no le diera tiempo al agresor a matar a la compañera, no una, sino cien veces. Medidas como la de los móviles son pan para hoy y hambre para mañana. Lo efectivo es que ante una denuncia demostrada de maltrato el agresor cumpliera la misma condena de un asesino sin tener en cuenta la cercanía familiar. Hace falta que los jueces estén verdaderamente sensibilizados, sobre todo los de ámbito más rural, y que la policía no carezca de los medios necesarios para ejecutar las ordenes judiciales y dejarnos de tanta inmundicia política como rodea el maltrato.
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Otra promesa cumplida y otra pataleta infantil del Pp. Quizá no sea la mejor ley posible pero al menos es una ley que protege más a la mujer maltratada. Hay que reconocer que también hay hombres maltratados, eso nadie lo niega, pero raramente éste hombre muere asesinado brutalmente. Son maltratos igualmente lesivos sea quien sea quien los recibe y hace igualmente indeseable a quien los aflige, pero seamos conscientes de la realidad; por cada hombre que sufre agresiones hay cien mujeres que sufren a diario ésta situación.
Y cuando lo importante es que ésta situación deje de producirse el Pp levanta su histriónica vocecilla para quejarse de lo que nadie sabe que. Enarbolan la presunta inconstitucionalidad de la ley por no amparar de igual manera a hombres que a mujeres, pero igualmente serian anticonstitucionales los chivatos para ciegos que poseen los semáforos de muchas ciudades. ¿Por qué un sistema de aviso para ciegos y no uno para autistas?
Cualquier persona medianamente inteligente respondería Porque hay más sordos solos por la calle que autistas. Y efectivamente esa es la respuesta por excelencia; porque la mujer sufre cien veces más maltrato que cualquier hombre. Con el tiempo es probable que se establezcan enmiendas a la ley para ir acomodándola a todos los gustos y situaciones, pero hay cosas que requieren de una urgencia mayor.
Hay muchos médicos que consideran al maltratador como un enfermo, la realidad es que es una aberración; cuando ya poseemos lo material deseamos poseer a la persona, no importa el status social ni la cultura sólo hay un hombre que considera a una mujer como artículo exclusivo. La mayoría de ellos lo que sientes es pánico, pavor a perder ese oscuro objeto del deseo que les supera en casi todo, lo primero en ser personas, esas mujeres de las que dependen para ser algo en la vida ellos mismos. La deficiente educación moral que recibieron, en gran parte culpa de nosotras las madres.
Ya va siendo hora de que todos entonemos el mea culpa y en vez de agarrarnos enfermizamente a que nuestros hijos aprendan el catecismo como asignatura obligatoria deberíamos empeñarnos en que sacaran sobre saliente en conducta social e igualdad. Aprenderse de carrerilla el padre nuestro no va a salvar la vida de la vecina del 5º que recibe paliza día tras día, sin embargo aprender que ante cualquier maltrato nuestra obligación es denunciar es muy probable que si salve a ésta misma señora.
El Pp en su cerrazón ideológica no alcanza a comprender tan sencillas razones, y prefieren dotar a las mujeres maltratadas con móviles en caso de agresión, como si desde que se llama a la policía hasta que llega no le diera tiempo al agresor a matar a la compañera, no una, sino cien veces. Medidas como la de los móviles son pan para hoy y hambre para mañana. Lo efectivo es que ante una denuncia demostrada de maltrato el agresor cumpliera la misma condena de un asesino sin tener en cuenta la cercanía familiar. Hace falta que los jueces estén verdaderamente sensibilizados, sobre todo los de ámbito más rural, y que la policía no carezca de los medios necesarios para ejecutar las ordenes judiciales y dejarnos de tanta inmundicia política como rodea el maltrato.
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