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LA WEB-ONA

Marujas al limón

El hasta ahora presidente del Partido Popular en Madrid, Pío García-Escudero, ha anunciado que no se presentará a la reelección para este cargo en el congreso regional del PP madrileño.

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Emulando a Fray Luis de León, “ decíamos ayer” que Esperanza Aguirre era, dentro del Pp, el enemigo más acérrimo de Gallardón. Ahora que García-Escudero abandona la presidencia del Pp madrileño ha llegado la hora de los cuchillos largos entre la pareja. Que Esperanza y Alberto han soñado con alcanzar éste puesto era cosa supuesta por todos, que va a haber tortas para alcanzarlo, ahora que ha salido a concurso, es cosa segura. Lo que también se asegura pues es la crisis dentro del partido, una más, y es que no hace falta hacer nada para conducirles a ello, ellos solitos se lo guisan y se lo comen.

Lo que muchos ya suponíamos, que era la unión de las distintas facciones del Pp sólo gracias a su permanecía en el poder, ahora se muestra nítidamente. Pero la cosa es preocupante, por más que se esfuerzan en aparentar una unidad vilipendiando a otros; reafirmando las posturas, en un alarde de soberbia sin parangón en la historia de España, que hace unos meses acabaron con su supremacía electoral.

Oigo a antiguos votantes del Pp echarse las manos a la cabeza ante tamaña muestra de desvergüenza y me dan ganas de gritarles “Siempre han sido así” pero os dejasteis engañar por la falacia del neoliberalismo; siempre se me hizo incomprensible que personas agarradas como garrapatas al franquismo se hubieran reciclado tan rápidamente y ahora se erigieran como adalides de la democrácia. Pero la máscara no era muy sólida cuando al primer revés electoral ha caído y se ha partido en mil pedazos dejando al descubierto la rabia acumulada durante 25 años de democracia. Las ansias de poder que otrora unieron ahora fuerzan la defenestración del partido.

Y entre medias, Esperanza y Alberto, reclaman su porción de Madrid. Y los madrileños tenemos que observar como el gobierno de la Comunidad y del Ayuntamiento se relega ante las discusiones políticas de sendos contendientes. Tenemos que ver como se zancadillean uno a otro, con la descalificación que supone de uno contra otro el andar desprometiendo lo que el otro promete.

Porque en el impas Madrid se queda atrás, vencido por las ansias de poder de estas meretrices institucionales.

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