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LA WEB-ONA

Veri güel fandango

Las células madre de la sangre placentaria de dos bebés gemelos han curado la talasemia de su hermano de cinco años, en la primera operación de estas características realizada en el mundo, informó hoy el equipo médico del Policlínico San Matteo de Pavía (norte de Italia) que llevó a cabo la intervención.

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Una vez más la ciencia ha conseguido salvar una vida; aunque estemos acostumbrados a que los adelantos tecnológicos sólo sirvan para crear más y mejores medios de destrucción algunos se dedican a salvar almas.
Aunque no estoy muy segura que jugar con los cromosomas, células madres y demás complejos sistemas humanos sea demasiado beneficioso para el futuro de la humanidad; por lo que tiene de jugar a ser dios, entendiendose por dios aquella cosa o ente que llamamos naturaleza, siempre es una alegria que un niño se salve de una muerte segura. Ya mueren bastantes niños por la mano directa del hombre como para no alegrarse de hechos como el de la cura de éste infante.

La iglesia opina que jugar con estas cosas es pecado, pero bendito pecado es éste. Si todos los pecados son iguales que me vayan preparando mi rinconcito en el infierno que allá que voy, y es que prefiero ser una pecadora impenitente que un solo niño viva a tener un sitio en el cielo y que el mismo niño muera. Pero la iglesia para esto es un poco rarita o quizás es que ve alejarse demasiado deprisa una de las últimas posibilidades de volver a erigirse en bastión de la humanidad.

La iglesia y por ende los poderes fácticos más reaccionarios de la derecha mundial están empeñados en no legalizar tanto los programas de experimentación con células madres como cualquier programa que tenga algo que ver con el manejo de la vida. Están tan acostumbrados a llevarnos de
la mano de la moral que están malentendiendo ésta, la moral, criminalizando a padres y madres que lo único que quieren es salvar la vida de sus pequeños.

Para la iglesia ésta es una convicción muy arraigada, los tormentos eternos para cualquiera que no acepte sus normas son proverbiales pero moralmente ellos son los asesinos. Asesinos porque están juzgando algo de lo que no se han ocupado en estudiar, simplemente han dictado doctrina y a otra cosa mariposa. La iglesia o desconoce o quiere que los demás desconozcamos que para investigar con células madre no hace falta asesinar ningún feto. Hay muchas maneras de conseguir este material que salva vidas. Pero el problema reside en que en primer lugar, nadie directamente relacionado con la iglesia está casado y los hijos que tienen difícilmente están reconocidos como tales.

La iglesia y sus acólitos monásticos no saben lo que es ver enfermar a un hijo, verlo morir porque tres tipejos desde sus púlpitos piden desde enardecidos salmos que se prohíba una cosa que salva vidas, sin embargo no gritan tanto en lo que se refiera a utilizar la ciencia para crear armas. Armas cuya única finalidad es matar, que no conozco yo ningún misil que cuando estalla salve vidas humanas o no humanas.

La iglesia debería, desde ya, meterse en las cosas del espíritu y dejar otros menesteres para quien de verdad sabe de lo que habla. A Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar.

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