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LA WEB-ONA

Tengo gambas, tengo chopitos, tengo croquetas, tengo jamón

George W. Bush ha prometido esta noche en la convención republicana de Nueva York, donde ha aceptado formalmente la candidatura a la presidencia de EE UU, que luchará con firmeza contra el terrorismo "no por orgullo, ni por poder sino porque las vidas de los estadounidenses están amenazadas".

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El niño Bush está de nuevo en el mercado político. Protegido de sus ancianos papas, estampa muy de la América de las oportunidades; siempre acompañado de su esposa, que tiene más credibilidad y está mejor vista en todos los aspectos que su señor marido por todos sus compatriotas en las encuestas; por los sectores más reaccionarios del lobby judio, de la extrema derecha americana y de empresarios petroleros.

Este pequeño hombre es el amo del mundo, o al menos eso es lo que él se cree. Va a liberar a la humanidad de la lacra terrorista. Esa lacra, que por otra parte él mismo y sus antecesores en el cargo se encargaron de fomentar, aleccionar y subvencionar. Y es que el terrorismo internacional es el hijo díscolo del sistema moderno. Nunca pensaron que se volviera contra ellos. Los habían visto nacer, crecer y llegar a la madurez terrorífica; eran como esos hijos algo rebeldes a los que quieres de igual manera y les perdonas lo que hagan. Y de aquellos polvos estos lodos ¿o es al revés? Lo mismo da.
Hoy han muerto un número indeterminado de niños en un colegio. El terrorismo una vez más.

Ese pequeño hombre que se erige en defensor de la paz mundial, sin que nadie se lo haya pedido, estaba de fiesta mientras muchos niños morían. Pero esos niños estaban demasiado lejos y eran los futuros comunistas que podían trastornar el cómodo estilo de vida americano. Ese estilo de vida que permite poseer un arma a cualquiera sin las más mínimas medidas de seguridad. Ese sistema que produce asesinos en serie de apenas 15 años. El país más rico de la Tierra que tiene el índice más alto de pobreza y de analfabetismo. Donde la sanidad es un privilegio y la educación no alcanza más allá de sus fronteras.

Tenemos César, tenemos un nuevo emperador del mundo civilizado, pero dígame littel Bush ¿Cuántos niños más han de morir para que te quedes satisfecho?

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